Aunque a ojos no entrenados un laboratorio pueda parecer un lugar estéril, que bajo las mejores condiciones sanitarias debería serlo, y aburrido (que varía según quién narre las anécdotas), lo cierto es que los laboratorios han llegado a ser grandes escenarios de las más fascinantes historias de progreso médico y tecnológico. No hay duda de que en el recuento de estos eventos el elemento humano siempre será el más importante y sobresaliente, pues nada da más fuerza a una historia que el impulso humano en busca de una solución a una crisis o problema. No obstante, a veces no está demás darles el merecido protagonismo a los instrumentos que, al servicio de manos y mentes brillantes, han contribuido a hacer de muchas ideas realidades concretas, tanto sorprendentes como mundanas. Después de todo, ¿cómo podrían los hombres y mujeres de ciencia realizar sus experimentos, mediciones y estudios sin sus recipientes para laboratorio?
Los recipientes para laboratorio son un grupo diverso de utensilios con algunas propiedades similares y funciones de alta especificidad. Muchos de estos recipientes son hechos de vidrio de borosilicato, lo que los hace particularmente aptos para soportar altas temperaturas de mecheros y reacciones que desprendan altos niveles de calor sin comprometer la integridad del envase y la seguridad del usuario. Otros recipientes pueden estar hechos de polietileno de alta densidad o polipropileno, los cuales pueden albergar sustancias acídicas sin problemas, entre otros usos. Algunos recipientes de alta notoriedad por su uso regular alrededor del mundo son las fiolas y los matraces, utilizados en sus diferentes variedades para el cálculo volumétrico de las soluciones, calentamiento, destilación y mezcla de reactivos. Los tubos de ensayo son sumamente populares, utilizados para albergar muestras y observar reacciones en pequeña escala. Y es imposible olvidar los crisoles, utilizados para la creación y estudio de cultivos biológicos; fue en uno de estos en el cual se pudo observar uno de los hallazgos más importantes para la medicina moderna: la penicilina.
Si quiere entender por qué los recipientes de laboratorio son tan protagonistas como los profesionales que los utilizan, solo basta recordar la mañana de un viernes, un 28 de septiembre de 1928, cuando un crisol que albergaba un cultivo contaminado de staphylococcus aureus le permitió a Alexander Fleming descubrir la semilla del que pronto se convertiría en el antiséptico por excelencia: la penicilina. ¿Imagina usted que Fleming, o sus colegas en la universidad de Oxford, nunca hubiesen contado con ese simple pero valioso instrumento? Nadie sabe cuándo un avance como este podría haber sucedido bajo tales circunstancias.
Dado que el uso de recipientes de laboratorio puede llegar a ser vital en el día a día del trabajo investigativo, pues son indispensables herramientas en el estudio, creación y manufacturación de sustancias, invertir en productos de calidad es inevitable si se quieren obtener los resultados más precisos. Recipientes de baja calidad pueden contaminar muestras, producir mediciones inexactas, afectar los procesos de reacción, e incluso ocasionar accidentes que pueden comprometer la salud y la vida de los operadores de dichos instrumentos. Productos de calidad como los que Comercializadora CYMA SAS provee a sus clientes no solo garantizan un trabajo óptimo, sino que también buscan ser los próximos protagonistas del siguiente gran avance.
En Comercializadora CYMA SAS estamos orgullosos de ayudarle a adquirir los recipientes de laboratorio de mayor calidad en Colombia, fabricados con los mejores materiales. Somos una empresa con una amplia trayectoria en la proveeduría de materiales para laboratorio. Contáctenos llamando a +57 320 2890087 o llenando el formulario de contacto al final de esta página. Recuerde también seguirnos en Facebook como Comercializadora CYMAS SAS.